Y ahí vuelven a surgir las dudas contigo mismo, el corazón se vuelve rígido pues se acuerda del dolor pasado recientemente, se acuerda de cuando no paraba de sangrar por culpa de creer haber encontrado ese alguien especial, y crea su coraza contra los sentimientos…
Pero con el tiempo, esa persona llega a atravesar esa coraza que parecía infranqueable, que era un fortín sin puntos débiles, al menos a simple vista…
Una vez superada esa coraza, ese escudo, el corazón no deja de latir con más fuerza, con más energía, como hacía tiempo que no lo hacía y que pensaba que no volvería a sentir nunca más…
Al llegar a ese latido avanzado, el corazón ya fluye como pez en el agua, no para de aumentar su ritmo cardíaco pensando que está llegando a la cumbre, que el clímax que uno vez estuvo a punto de encontrar está al alcance de su mano, solo tienes que estirar el brazo y eso con lo que siempre habías soñado, eso que siempre habías querido, esa supuesta “felicidad eterna”, la conseguirás…
Y cuando estiras el brazo, cuando ya lo estás rozando y tus labios esbozan una sonrisa que jamás creían posible ser capaces de ello, justo en ese momento, todo se esfuma como las burbujas de una hoya a presión y no vuelven a aparecer…
Y aquí, es cuando te dices a ti mismo, “todo el mundo aprende de los errores menos tu”, aquí es cuando estas llorando mientras escuchas la canción que siempre escuchabais juntos y tú te crees que por empinar una botella tras otra o fumar mas y mas lo vas a olvidar y lo único que haces es pensar más en esa persona…
Perdónenme ustedes, pero el amor,¡ NO ES TAN BONITO COMO LO PINTAN!
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